Antecedentes
En febrero del año 1808 muere el Gobernador de Chile Luis Muñoz de Guzmán, considerado por muchas personas, como el mejor gobernante que España tuvo en nuestro país durante los tres siglos de dominación, quedando en su reemplazo, el brigadier de mayor graduación, Francisco Antonio García Carrasco, un hombre inculto.
La aristocracia criolla necesitaba una autoridad que activara los lazos con España y defendiera con propiedad la imagen hispana. Sin embargo, García Carrasco cometió muchos errores durante su gobierno, por lo que la clase dirigente se sintió desprotegida.
Esto llevó a que se le solicitara su renuncia, la cual fue presentada en julio de 1810, y se nombró en su reemplazo a Mateo de Toro y Zambrano, Conde de la Conquista, que se encontraba en la asamblea en su carácter de jefe militar.
Se Convoca a Cabildo
De Toro y Zambrano tenía 83 años al asumir el cargo, una frágil memoria debido a su avanzada edad y falta de carácter. Por esta última razón, logró ser convencido por los juntistas para autorizar la convocación a un Cabildo Abierto, que se efectuaría el día 18 de septiembre de 1810, siendo el primer paso del proceso de nuestra independencia.
En dicha asamblea y con la presencia de más de 400 vecinos, la mayoría de ellos criollos, se acordó organizar una Junta de Gobierno de carácter provisional, a nombre de Fernando VII.
Debido a que la organización de este evento fue asumida directamente por los criollos, la mayoría de los asistentes eran personas afines a las ideas que proclamaban la conveniencia de formar una Junta de Gobierno, de esta manera, se evitaba cualquier alteración que pudiese provocarse durante el Cabildo.
Renuncia Mateo de Toro y Zambrano
El día de la junta, el gobernador De Toro y Zambrano abrió la sesión y renunció a su cargo diciendo: “Aquí está el bastón, disponed de él y del mando”. A continuación, su secretario, José Gregorio Argomedo, ratificó la decisión del conde y solicitó al Cabildo que se evaluaran los pasos a seguir.
En consecuencia, se dirigió a la asamblea el procurador José Miguel Infante quien manifestó que lo más conveniente para el país y para los intereses del rey, era la creación de una Junta de Gobierno.
La propuesta fue aceptada por aclamación de la gran mayoría de los asistentes al Cabildo, bajo la consigna de “¡Junta queremos!”.
Esta asamblea designó a los miembros de la primera Junta Nacional de Gobierno, la cual quedó integrada por nueve miembros.
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