miércoles, 4 de diciembre de 2013

ferrocarril de Antofagasta

   La historia del Ferrocarril de Antofagasta se inicia con la Compañía Melbourne Clark, que ya en el año 1872, tenía concesiones de terreno para la explotación del salitre y que en octubre de ese año fue autorizada para construir un ferrocarril, pasando a aportar todo su patrimonio a la “compañía de salitres y ferrocarril de Antofagasta, que se constituyó como sociedad anónima.
     Fue en Diciembre de 1873, que se terminó el tendido ferroviario hasta la oficina salitrera Salar del Carmen para mejorar el transporte del salitre al puerto de Antofagasta, que hasta ese entonces se hacía en carreteras tiradas por mulares.
     La línea férrea comenzaba en calle Bolívar donde actualmente se encontraban las oficinas de FCAB, seguía por calle San Martín subía en calle Prat y doblaba en calle av. Mata, atravesando la plaza Sotomayor en dirección a la quebrada La Negra, terminando este recorrido en la oficina Salitrera Salar del Carmen.  Este primer tramo,  fue inaugurado en forma oficial el 23 de Diciembre de 1873, llevando el convoy una locomotora y 10 carros. El diseño y construcción de este tramo, fue hecho por el ingeniero neozelades Josias Harding.
     De esta forma comienza la gran aventura del transporte ferroviario en Antofagasta cuyas líneas hacia el año 1879, llegaban hasta la estación Salinas,  cercana a la oficina Salitreras Chacabuco.   Año tras año se fue extendiendo este camino de acero, buscando nuevos yacimientos en la pampa.   Llegaron más locomotoras y carros en engrandecer este medio de transporte que permitió agilizar en el negocio salitrero y desarrollar la región.
     El 6 de Febrero de 1886, el Ferrocarril llega hasta Calama y con esa fecha se inaugura la Estación.   La población de la ciudad en ese entonces era de mil habitantes.
     El mismo año es entregado al tráfico el puente de Conchi,  del Ferrocarril, el más alto de Chile,  con una altura de 104 metros,  con un largo de 244 metros;  a una altura de 3.048 metros sobre el nivel del mar.   El puente fue construido por el ingeniero chileno Joaquín Nicanor Pinto Munizaga.
     En mayo de 1887,  la compañía Minera de Huanchaca de Bolivia compra los derechos de este ferrocarril para extender sus líneas hasta Pulacayo en Bolivia,  lugar donde estaban sus minas de plata.
     Cuando la línea se había extendido hasta Acotan, la compañía Minera Huanchaca de Bolivia, traspasó a una compañía inglesa el 28 de Noviembre de 1888,  todos los derechos y prerrogativas que había obtenido del gobierno de Bolivia.
     Esta compañía inglesa se constituyó en Londres con el nombre de Antofagasta and Bolivia Railway Company Limited,”  la que siguió con gran capacidad y esfuerzo sus trabajos llegando con el tendido de la vía férrea hasta la ciudad de Oruro (Bolivia) el 15 de Mayo de 1892, efectuándose un solemne acto,  al cual asistió el Presidente de la República de Bolivia Dn. Arce junto a otras autoridades bolivianas y chilenas.
     El FCAB,  ha sido importante en el desarrollo de Antofagasta,  como en el caso del agua,  que primitivamente se distribuía en toneles por medio de carreteras,  al instalar en 1892, las primeras cañerías para distribuirla por este medio para un mejor consumo y bienestar de los habitantes de esta tierra-.   Formó una compañía de Bomberos,  levantó un hospital de muelles marítimos,  lo que permitió la creación de industrias en la región.

compañía salitrera y ferrocarril de antofagasta

La Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta era una sociedad anónima, con domicilio societario en el puerto de Valparaíso. Susaccionistas fundadores eran la británica Gibbs & Cia y los chilenos Agustín Edwards Ossandón y Francisco Puelma. José Santos Ossa no participó en ella pues tenía otros planes de negocios mineros. Hacia 1878 su gerente era el británico George Hicks.
Tenía un capital nominal de $ 2.500.000, dividido en 2.500 acciones de $ 1.000 pesos. Su principal accionista era el chileno Agustín Edwards con el 42,16% del capital accionario (1.054 acciones)
El 27 de noviembre de 1873, la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta firmó un contrato con el gobierno de Bolivia, que le autorizaba la explotación del mineral libre de derechos por 15 años, desde la bahía de Antofagasta hasta Salinas, incluyendo el Salar del Carmen. Este contrato no fue ratificado por el Congreso de Bolivia, que en ese entonces se encontraba analizando las negociaciones con Chile1 —que darían por resultado el tratado de límites de 1874—.
En 1874 Chile y Bolivia suscribieron un tratado de límites , en reemplazo de uno anterior, de 1866. Dentro de sus puntos estaba la obligación de no imponer nuevos tributos a las personas, industrias y capitales chilenos durante 25 años.
Para Bolivia el contrato de 1873 aún no se encontraba vigente, porque de acuerdo a la constitución boliviana, los contratos sobre recursos naturalesdebían aprobarse por el congreso1 En 1878 el Asamblea Nacional Constituyente boliviana se avocó al estudio del acuerdo celebrado por el gobierno en 1873. Decidió ratificar el contrato si se pagaba un impuesto de 10 centavos sobre quintal exportado de territorio boliviano. Esta decisión que afectaba los intereses de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, finalmente fue considerada por el gobierno chileno como una violación al artículo IV del tratado de 1874. Dicho impuesto de 10 centavos, que afectaba a esta empresa es mencionado como el casus belli de la Guerra del Pacífico.

la diferencia entre estado y nación

La NACIÓN es la comunidad más amplia que existe y su finalidad es generar entre las personas un vínculo de unión. La nación, además hace referencia a un conjunto de personas que se encuentran unidas por vínculos comunes como son la lengua, la raza, la cultura o la religión. En una nación también se comparten las costumbres y las tradiciones que van conformando su historia. El ESTADO, por su parte, hace referencia a una agrupación humana que habita en un territorio común y que estó asociada bajo una misma autoridad y bajo unas mismas normas que constituyen el gobierno. De acuerdo con la forma como cada gobierno ejerce el poder, existen varias clases de Estados: - Estados soberanos: Son los que están capacitados para manejar sus asuntos internos y externos con plena autonomía. Así, pueden elegir su forma de gobierno y establecer sus propias leyes. Como ejemplos de estos tipos de Estado podemos mencionar a Colombia y a Uruguay entre otros. - Estados semisoberanos: Son aquellos que sólo pueden ejercer su soberanía interna. No tienen soberanía externa, es decir, sus relaciones exteriores son llevadas a cabo por otros Estados. Como ejemplo, tenemos la Federación Rusa: allí, cada Estado tiene su propio presidente y toma sus propias decisiones internas, pero no pueden decidir sobre las relaciones comerciales o políticas con otros Estados. - Estados vasallos: son aquellos que no están en capacidad de ejercer soberanía interna ni externa. No gozan de libertad y permanecen unidos a otros Estados.

la importancia del salitre en el siglo xix

No es exagerado afirmar que la economía chilena del período 1900 a 1920 giraba en torno al salitre, exportando en grandes cantidades a Europa donde era usado principalmente como fertilizante. El salitre se extraía del calichesal que se encontraba en abundancia bajo la costra superficial de las planicies desérticas de las provincias de Tarapacá y Antofagasta. La propiedad de las salitreras (oficinas) estaba hacia 1900 mayoritariamente en manos extranjeras, en particular británicas. El estado chileno obtenía su participación en esta enorme fuente de riquezas a través de los derechos aduaneros de exportación que cobraba en los puertos de embarqueHacia 1900 estos impuestos cubrían el 56,29% de las entradas del fisco en tanto que en 1920 habían bajado a un 49,65%, aún cuando esto último fue un año excepcionalmente bueno. Las grandes sumas recibidas por el fisco eran traspasadas en gran medida a los particulares a través de medios directos e indirectos: ausencia casi total de impuestos, préstamos a la banca privada, sueldos y remuneraciones de todo tipo, garantías, etc.
lLa industria del salitre era también una fuente de trabajo muy importante. La población total de trabajadores salitreros es hacia 1904 de 24.445, de los cuales 17.398 eran chilenos. Entre los extranjeros la gran mayoría eran bolivianos y peruanos.

la guerra del pacifico

Las Causas De La Guerra Del Pacifico
a)     Defectuosa delimitación fronteriza, entre las repúblicas de Chile y Bolivia.
b)    Difícil situación económica de las repúblicas de Bolivia y Perú.
c)     Explotación de riquezas por capitales Chilenos, en la zona cuyos limites no estaban bien precisados.
d)    Incumplimiento, por parte de Bolivia del tratado chileno-boliviano de 1874.
e)     Aspiraciones hegemonías de Perú en la región del pacifico sur.
f)   Confiscación de los bienes de las compañías mineras chilenas y remates de las      salitreras ordenado por el presidente de Bolivia general Hilarion Daza.
En ese entonces -1879-, la frontera de Chile llegaba hasta Tarapacá, por lo cual Antofagasta formaba parte del territorio boliviano. Más al norte, Arica e Iquique eran parte del Perú. A pesar de todo esto, la riqueza salitrera que cubría el suelo antofagastino era explotada por capitales extranjeros, fundamentalmente chilenos.
Precisamente un año antes que comenzara la Guerra del Pacífico el presidente boliviano Hiliarón Daza había impuesto a la mayor productora de salitre, la firma chilena Compañía de Salitres y Ferrocarriles Antofagasta, un impuesto de diez centavos de peso boliviano por cada quintal embarcado del producto. Con ello, no sólo quebrantaba los tratados firmados con Chile en 1866 y 1874, sino que  demostraba claramente no querer buscar acuerdos pacíficos a los problemas presentes.
Inútilmente la cancillería chilena reclamó lo ilegal del acto boliviano, exigiendo el cumplimiento del tratado de 1874, en el cual Bolivia se había comprometido a no aumentar, durante 25 años los impuestos a "las personas, industrias y capitales chilenos que trabajasen entre los paralelos 23º y 24º".
Chile hizo ver que el cobro de ese impuesto implicaba la ruptura del tratado y que, por lo mismo, ellos podrían hacer valer sus antiguas reclamaciones territoriales. Estas consistían en que la frontera de Chile y Perú se había establecido en el río Loa (23º de latitud sur). Cuando se creo Bolivia, sus gobernantes estimaron conveniente tener salida al mar por lo que se establecieron en Cobija, territorio indiscutiblemente chileno, sin embargo Chile se mantuvo indiferente. Al descubrirse grandes reservas de guano y minas de oro plata y cobre; ante este hecho, Bolivia declaró tener posesión sobre toda la región hasta el paralelo 26º de Lat. sur. La empresa nacional, apoyada por el gobierno chileno, se negó a pagar el tributo que consideraba completamente ilegal. Sin embargo, el gobierno boliviano, que estaba decidido a seguir adelante, ordenó el remate de la compañía salitrera.
De esta forma, llegó el 14 de febrero de 1879, día que los bolivianos habían fijado para el remate de la empresa y fecha establecida para la ocupación por parte de las tropas chilenas.
           En esa mañana  de 1879 amanecieron anclados frente al puerto de Antofagasta parte de la flota nacional: el Blanco, el Cochrane y la corbeta O'Higgins. De ellos desembarcaron los hombres que, al mando del marino y futuro presidente de Chile don Jorge Montt, tomaron bajo su control la ciudad. Entre los ocupantes de la población (más del 90% era chilena) el coronel Sotomayor, al manejo de las tropas de tierra, avanzó en correctamente hacia la plaza Colón, lugar en que con caballerosidad ordeno al prefecto boliviano Severino Zapata a deponer las armas y rendirse.
Sin otra alternativa, Zapata y sus desarmados soldados partieron rumbo a Calama.
Chile no quería ir a la guerra, pero cuando quedó al descubierto que en 1873 Bolivia había firmado con el Perú un pacto secreto que los obligaba a respaldarse mutuamente ante "toda agresión del exterior", el ministro de Relaciones Exteriores chileno declaró que "la guerra es el único camino que nos queda".
En sesión secreta del Consejo de Estado algunos de sus integrantes, dudosos de las posibilidades chilenas en el conflicto, no se demostraron partidarios de éste. Sin embargo, el 2 de abril de 1879, el Presidente Aníbal Pinto declaró la guerra a Perú.

La Covadonga
Desarrollo
INTERVENCIÓN DEL GOBIERNO CHILENO
         Zarparon con dirección al norte las unidades de la armada chilena, Cochrane y Blanco Encalada, además la corbeta O'Higgins con un contingente militar a cargo del coronel Emilio Sotomayor, el que debía ocupar la ciudad de Antofagasta el día de la subasta, el 14 de febrero.
          Esta acción llevó a la declaración de guerra por parte de Bolivia a Chile . Perú hizo lo propio en virtud del tratado de 1873. Chile respondió declarando la guerra a ambos países el 5 de abril de 1879.
  LOS INICIOS DE LA GUERRA: LA ORGANIZACIÓN DE LAS TROPAS
          Una vez declarada la guerra, el presidente Aníbal Pinto , designó al general Justo Arteaga como Jefe del Ejército de Operaciones del Norte, en abril de 1879, oficial que tenía vasta experiencia y gran ascendiente en el ejército. Sus subalternos
inmediatos eran los generales Erasmo Escala y Manuel Baquedano . En ese momento Chile  contaba con cuatro regimientos de infantería, un regimiento de artillería, dos de caballería y un batallón de zapadores, una fuerza operativa total de 2.595 soldados.
LA CAMPAÑA MARÍTIMA (1879)
         Desde el comienzo hubo serias diferencias entre el gabinete del ministro Belisario Prats y el propio presidente Pinto , quien se inclinaba por una solución pacífica al conflicto. El Ministro tenía el plan de atacar directamente al Callao, pero Juan Williams , comandante de la Escuadra, quería bloquear Iquique, zona de abastecimiento de los aliados, este plan consistía en que le privaran de recursos a Perú y con esto obligar a su escuadra a batirse en alta mar. Con dicha acción comenzó la campaña marítima. El bloqueo se hizo efectivo desde comienzos de mayo. Cave destacar que el ministerio Prats hubo de renunciar, siendo reemplazado por el que encabezó Antonio Varas. Las naves que debían hacerlo cumplir eran las más antiguas de la armada chilena: la Esmeralda y la Covadonga.
         EL CONBATE NAVAL DE IQUIQUE
Un gran espíritu de patriotismo había Chile. Con entusiasmo y valentía, miles de jóvenes se dispusieron a defender los intereses de la patria: "Vencedores nosotros en el mar, el campo de batalla será el Perú", estas fueron las palabras del presidente Pinto... y así sucedió.
La escuadra chilena que se componía de los barcos blindados Cochrane y Blanco más unos cuantos buques de madera, viejos y lentos, entre los cuales estaban La Esmeralda y La Cobardona y estaban muy debilitados en comparación al enemigo.
Perú tenía un mejor ejército humano que Chile (en cuanto a número), contaba con cuatro barcos blindados que conformaban una armada muy poderosa y  tenían un histórico predominio sobre Chile, ya que Perú heredó el virreinato.
El 21 de mayo de 1879, la Esmeralda y La Covadonga estaban frente al puerto peruano de Iquique. Cuando Arturo Prat, al mando de La Esmeralda, vio que se iban a tener que enfrentar a dos poderosos barcos peruanos. En la madrugada de ese día, en medio de una espesa niebla, el vigilante alcanzó a ver dos grandes embarcaciones que se acercaban: eran El Huáscar y La Independencia.
La Esmeralda recibió los bombardeos del Huáscar, ya que estaba imposibilitada de moverse por tener malas sus calderas. Cuando ya no quedaba nada más que hacer, Arturo Prat, junto al sargento Aldea y un marinero anónimo saltaron al encuentro del buque enemigo. En su valiente tarea le siguieron el teniente Serrano y varios tripulantes que entregaron su vida por el honor de la patria. Al poco rato, la embarcación Esmeralda se hundió. Eran las 12:10 cuando los botes del Huáscar recogían a los 50 sobrevivientes.
Mientras tanto, Condell, al mando de La Covadonga, se escapaba de la persecución de La Independencia cuando, a la altura de Punta Gruesa, el barco peruano se estrelló contra una roca que la dejó con la parte inferior hecha pedazos. La doble batalla de Iquique terminó dejando a La Independencia, que era una barco clave de la armada peruana, fuera de la batalla. Y el deseo de los chilenos era ganar o morir.
A los pocos meses, la trampa hecha para capturar al Huáscar tuvo éxito: en Punta Angamos se estrelló contra una barrera y tras un desesperado combate en el que murió el almirante peruano Miguel Grau, el barco tuvo que rendirse. De este modo, la ruta hacia el Perú quedaba despejada.
"¡Muchachos: la contienda es desigual! Nunca nuestra bandera se ha arriado ante el enemigo, espero pues que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera
flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber.
¡Viva Chile!":
      Era el 21 de mayo de 1879, cuando el capitán don Arturo Prat, al mando de la "Esmeralda" y luego de pronunciar esas valientes palabras, dirigiría la batalla hasta dejar su vida en el mar, pero a Chile con la frente en alto: comenzaba la Guerra del Pacífico.
         EL FIN DE LA ESMERALDA
Grau  espoloneó nuevamente. Ahora saltó al abordaje el teniente Ignacio Serrano con algunos hombres, pero fue abatido igual que su comandante. Los cañones peruanos proferían mortales heridas al débil casco de la corbeta. Un tercer espolonazo mandó a pique a la vieja mancarrona desde la proa, con la bandera al tope. La Esmeralda se hundía a las 12:10 del 21 de mayo. Los sobrevivientes fueron recogidos por el Huáscar. Los cadáveres de Prat  y sus hombres fueron enterrados en Iquique y las pertenencias mandadas por Grau a su esposa en un gesto de caballerosidad sin par.
         EL COMBATE DE PUNTA GRUESA (21 DE MAYO)
         Carlos Condell , comandante de la Covadonga se había alejado de la Esmeralda con el fin de buscar aguas propicias. Se desplazó al sur bordeando la costa. La Independencia, al mando del comandante Juan Guillermo Moore, intentó cazarla, pero su mayor calado no le permitió acercarse mucho. Además, la puntería de sus artilleros era deficiente. En esta carrera, Condell pasó rozando los arrecifes de la costa. Moore lo siguió, encallando su nave cerca de la costa. Al percatarse de ello, el capitán chileno dio la orden de virar la Covadonga, dirigiéndose sobre la nave peruana, cañoneándola hasta que se rindió.
         EL COMBATE DE ANGAMOS; LA CAPTURA DEL HUACAR (8 DE OCTUBRE)
         Luego de muchas incursiones en la costa chilena, provocando preocupación en el alto mando naval, el Huáscar comenzó a ser perseguido sin cesar, con infructuosos resultados. Finalmente el "Cochrane " a la altura de Angamos  salió al paso del Huáscar y obligó a aceptar el combate. El primer disparo del Cochrane, a una distancia de 2.200 metros,  perforó al Huáscar a un pie de la línea de flotación y además causó numerosas víctimas. Otro disparo corto un elemento importante de la rueda de combate, dejándola casi sin gobierno, y un nuevo disparo perforó la torre de mando y estalló dentro de ella, destrozando gran parte del barco y dándole muerte al Almirante Grau. Luego llegó el Blanco al campo de batalla, de esta manera comenzaba de nuevo la persecución, hasta que el Huáscar arrió su bandera en signo del triunfo del contrario, esto sucedió a las 10:55 después de dos horas de desigualdad y glorioso combate. El perú de esta manera perdía el mejor de sus buques, y también sufría la pérdida de uno de sus más valiosos, valerosos e inteligentes marinos; Miguel Grau Seminario. Quedaban abiertas las costas peruanas a la invasión.    
  LA CAMPAÑA DE TARAPACÁ 1879:          Hasta este momento el gobierno no pensaba en anexarse Tarapacá y sólo pensaba y deseaba la posesión de esa provincia como garantía del pago de una fuerte indemnización.          Tarapacá era el centro de los recursos económicos del Perú y su dominio le daría a Chile un punto a favor en la guerra, ya que se temía, de una intervención europea. Pues cabe advertir que el interés de Perú era poner en contra de Chile a los Ingleses y de otras nacionalidades existentes en las compañías salitreras de aquella provincia. A fines de octubre, un  ejército expedicionario de 10 mil hombres de embarca en Antofagasta al mando del general Erasmo Escala, militar de la vieja escuela, formado en tiempos en que el valor decidía los combates.          PISAGUA
    
Luego de la victoria en el mar, en octubre de 1879, las tropas chilenas avanzaron sobre el territorio de Tarapacá, aun cuando no era su intención anexarla sino mantenerla como indemnización de guerra. Para ello se efectuó un desembarcó en la costa de Pisagua, una operación complicada por lo difícil del terreno. Bajo el mando del general Erasmo Escala se movilizó un contingente cercano a los diez mil hombres, el 2 de noviembre de 1879. Después de silenciar los fuertes mediante los cañoneos de los buques de guerra se produjo el desembarco bajo una fuete balacera de los aliados que se hallaban escondidos en trincheras, en las rocas de los cerros de la costa, en la maestranza del ferrocarril, en la aduana y en los rimeros de salitre. La operación, de carácter de mar y agua, fue precisa y exitosa. En poco tiempo se izaba la bandera chilena en el fuerte de Alto Hospicio.
          LA BATALLA DE DOLORES
Después de haber perdido Pisagua, el ejército peruano-boliviano, nueve mil hombres al mando del general Buendía, marchó de Iquique al puesto de Dolores, sin saber que las tropas chilenas comandadas por el coronel Emilio Sotomayor ya las habían ocupado con seis mil soldados. Se habían fortificado fuertemente en el cerro Dolores o de San Francisco, a cuyo pie había una oficina salitrera y un pozo de agua donde, finalmente, se desarrolló la batalla. Las fuerzas se encontraron el 19 de noviembre. Luego de un intercambio de artillería, al que siguió el ataque de la infantería perú-boliviana por la falda del cerro de San Francisco y el contraataque de la chilena, que lo hizo retroceder hasta el bajo en un furioso cuero a cuerpo. Los aliados abandonaron el campo sin ser perseguidos, lo que permitió salvar la mayor parte de sus tropas y proporcionar más tarde a los chilenos la derrota de Tarapacá.
  EL COMBATE DE TARAPACÁ
         Después de Dolores se avanzó hacia Iquique, a reunirse con los fugitivos en el oasis de Tarapacá por lo que Chile  quedaba en posesión de un territorio rico en recursos. El error de no cerciorarse del número del enemigo, motivó a que se enviara una división de dos mil hombres,  cabe destacar que estos hombres contaban con escaso provisiones y municiones y falta totalmente de agua, un elemento indispensable en toda operación en el desierto. El peruano Buendía había logrado juntar en Tarapacá cinco mil hombres, incluyendo los defensores de Iquique, que le aportaron abundantes municiones. El mayor chileno Jorge Wood intentó contraatacar, pero la falta de municiones y agua, además del cansancio, hizo que el éxito inicial de esta carga se desvaneciera. La llegada de Baquedano  alivió en algo la desastrosa situación. El combate fue un desastre para las armas chilenas ya que sus hombres quedaron reducidos en un 32%. En este combate murió el comandante Eleuterio Ramírez. Después del combate Buendía se retiró hacia Tacna por la falda de la cordillera y llegó con sólo 3.700 soldados. Las fuerzas chilenas fueron arrasadas. La campaña de Tarapacá dejaba en poder de Chile la rica provincia salitrera del mismo nombre, cuyas entradas sirvieron para financiar la guerra.
LA CAMPAÑA DE TACNA (1880): PREPARATIVOS
         Para asegurar la ofensiva del mando militar después de cavilaciones que habían inmovilizado al ejército, el gobierno entendió que era necesario establecer un mando político en la ciudad de Iquique, que había sido ocupada por Latorre . Patricio Lynch  ejerció la jefatura del gobierno político con gran eficacia, comenzando por organizar los servicios locales y un municipio con cónsules, de una eficacia admirable. En lo militar, para concretar la campaña, desembarcaron en Ilo trece mil soldados, asegurando la retaguardia.
  LOS PLANES DEL GENERAL BAQUEDANO
         El plan de Baquedano  era detener el frente del coronel Andrés Gamarra, que se dirigía a Arequipa con dos mil hombres de  la artillería y la infantería. Pretendía hacerlo en la quebrada de Tumillaca, para cortar la retirada, y escalar con el regimiento Atacama el acantilado del norte por el camino de Guaneros. La maniobra resultó exitosa. El día 22 de marzo los soldados treparon por el escarpado y sorprendieron a los peruanos indefensos, los que retrocedieron desbandados. Los chilenos protegían de esa forma su retaguardia, inflingiéndole a sus enemigos una fuerte derrota.
          LA BATALLA DE TACNA (26 DE MAYO)
         Desde tiempo atrás se venían produciendo desacuerdos entre el general Escala y el ministro Sotomayor. El primero renunció al cargo y fue designado en su reemplazo el General Muel Baquedano. Luego de la muerte del ministro Sotomayor , poco tiempo después en el campamento de Bella Vista, suceso lamentable que iba a privar al ejército del hombre que había sido organizador de la victoria. Los aliados en número de 8.500 peruanos y 5.000 bolivianos, ocupaban el campo de la alianza, un poco más al norte de Tacna. Los mandaba el general Narciso Campero, nuevo presidente de Bolivia. Baquedano  dispuso de una fuerza total de cerca de quince mil hombres para sus acciones en el norte, que de aquellos participaron sólo 10.000 ya que el resto quedó en retaguardia. En la mañana del 26 de mayo la artillería abrió los fuegos dando inicio a la batalla de Tacna. La superioridad de la artillería chilena destrozó las líneas del ejército aliados, a lo que siguió una carga de la infantería comandada por el coronel Amengua, que se detuvo por falta de municiones. Más tarde, el coronel Pedro Lagos  atacó sorpresivamente, provocando la huida de las tropas aliancistas. Los Bolivianos que no volverían a participar en la guerra, tomaría el camino del altiplano. Los peruanos, completamente desalentados, huyeron hacia Arequipa.
         La alianza perú-boliviana quedaba desecha
EL ASALTO Y TOMA DEL MORRO DE ARICA (7 DE JUNIO DE 1880)

         Como bastión de la defensa peruana, el morro de Arica era fácil de proteger. Su acceso era complicado, ya que tiene una altura de 133 metros sobre el mar, y además estaba protegido por 2.000 hombres, al mando del coronel francisco Bolognesi. Y dominaba buena parte del plan y el puerto. La planicie del morro se fortificó previendo un ataque marítimo, único posible hasta ese momento. No obstante, la importancia del morro para las comunicaciones entre las fuerzas chilenas hacía vital su captura. Se designó al coronel Lagos . Se fabricó un puente sobre el río Lluta, para acceder más libremente al morro, y una vez cercado se pidió la rendición del general Bolognesi.
Bolognesi rechazó la petición. Con una estrategia inteligente, Lagos  hizo creer al comandante peruano que atacaría por el norte, pues una columna se desplazó hacia ese punto. Mientras el verdadero ataque se gestaba por el sur y de noche, ya que los fuegos del campamento permanecieron encendidos. El ataque fue exitoso, rápidamente destruyeron la línea defensiva y siguieron subiendo, lo mismo sucedió en las siguientes defensas del Morro, hasta que llegaron a la cima como una turba infernal, destruyendo todo lo que estuviera a su paso. El Morro era chileno luego de cincuenta y cinco minutos.
Al finalizar la campaña de Tacna, quedaba en poder de Chile toda la parte sur del Perú, hasta el río Sama.
LA CAMPAÑA DE LIMA (1881)      
   
         La organización de las fuerzas para ir en expedición contra Lima fue dirigida por el propio presidente Pinto  y José Francisco Vergara. El ejército aumentó su dotación en 42.000 hombres. Con la derrota del ejército peruano del sur, el presidente Piérola intentó reorganizar sus tropas en la defensa de la capital en una línea fortificada que cortaba todos los accesos a la ciudad por el sur y que se creía impenetrable. El número de sus fuerzas, con la ausencia de sus mejores cuadros y jefes llegaba a 26.000 soldados de línea y tenía una reserva de segunda línea de 13.000 hombres.
          LA TOMA DE CHORRILLOS (13 DE ENERO)
         El mando chileno decidió atacar de frente con 22.000 hombres y 80 cañones, a la larga línea defensiva que había tendido Piérola para proteger la capital. Con gran esfuerzo en Chorrillos, al mismo tiempo que en el morro Solar, se luchaba por tomar ese balneario. La defensa fue tenaz, pero a las 14:00 horas todo había terminado: el triunfo de los chilenos era absoluto. De los chilenos que participaron en la toma, hubo una baja de una quinta parte y entre los peruanos seis mil de los veinte mil hombres fueron muertos y heridos. Del resto, varios cientos fueron hechos prisioneros, otros se reagruparon en Miraflores y huyeron.
         Baquedano, que no era hombre de planes complicados y que tenía confianza en sus tropas, ordenó el ataque frontal a sus soldados y con esto consiguió la victoria.
          LA BATALLA DE MIRAFLORES (14 DE ENERO)
          Las acciones fueron rápidas, luego de una breve tregua. Barceló, apoyado por la artillería de la Escuadra, atacaba por el flanco derecho de los peruanos. Urriola retrocedía combatiendo. Lagos , a pesar de sus escasos hombres, apoyó eficientemente a las fuerzas de Urriola y Barceló, con lo que se aseguraba el flanco derecho. Lagos aprovechó el buen ánimo de sus soldados y lanzó un ataque contra el fuerte y la doble línea de trincheras. Barceló cayó abatido y fue reemplazado por el comandante Demófilo Fuenzalida, logrando el triunfo final de los chilenos.
LA CAMPAÑA DE LA SIERRA:
          Después de la ocupación de Lima, Cáceres y otros jefes peruanos se retiraron a las sierras, donde organizaron montoneras formadas en gran parte por indios crueles y salvajes, o por mestizos sin disciplina militar
          EL COMBATE DE SANGRA. (26 DE JUNIO DE 1882)
         Uno de los combates más heroicos de la guerra tuvo lugar en Sangra el 26 de junio, en el territorio peruano de Canta, y tuvo como protagonista a una compañía de 52 hombres del regimiento Buin a cargo del capitán José Luis Aravena. Al mediodía las fuerzas del coronel peruano Vento bajaban hasta el valle para envolver a las tropas chilenas. Un nutrido fuego de fusiles se desarrolló toda la tarde. Los chilenos fueron rodeados; un grupo salió en busca de refuerzos, mientras otro mantenía la defensa valientemente hasta que llegó la ayuda y se revirtió la situación.
          LAS BATALLAS FINALES: LA CONCEPCIÓN Y HUAMACHUCO
         Las batallas finales de la guerra fueron muy desiguales. Pequeños destacamentos en alejadas aldeas fueron atacados como fue el caso de La Concepción. Un grupo de 77 soldados chilenos al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto  resistió hasta la muerte a una montonera de cientos de hombres, el 9 de julio de 1882. La defensa fue tenaz y sólo al día siguiente los últimos cuatro sobrevivientes fueron ultimados. La batalla final fue la de Huamachuco, exactamente un año después, en la que se derrotó definitivamente a los peruanos.

Blanco
Consecuencias
         En Perú se formó con muchas dificultades el gobierno del general Miguel Iglesias bajo el amparo de las armas chilenas, con el cual se pudo celebrar un acuerdo. Este fue el tratado de Ancón, ocurrido en 1883, y con el cual se terminó la guerra y estipuló las siguientes condiciones principales:
  1. - Perú cedía a Chile, a perpetuidad, el territorio de Tarapacá.
  2. - Perú cedía a Chile, temporalmente, los territorios de Tacna y Arica. Luego, en 1929, los gobiernos de Carlos Ibañez y Augusto Leguía celebraron un tratado que adjudicó Tacna al Perú y Arica a Chile (línea de la concordia).
  3. - Se fijaron diversas disposiciones sobre la venta de un millón de toneladas de guano que había ordenado el gobierno chileno, cuyo producto líquido debía ser dividido por mitades entre Chile y las empresas extranjeras acreedoras del gobierno peruano.
       Con Bolivia se hizo un simple pacto de tregua que declaró terminada la guerra (1884).  Según este, Chile mantendría la ocupación del territorio de Antofagasta, ejerciendo plena soberanía. Además se fijaron algunas disposiciones comerciales y aduaneras.
        Luego, en 1904, se firmó el tratado definitivo en el cual Bolivia cedió  el territorio de Antofagasta y Chile se comprometió a construir un ferrocarril de Arica a La Paz, permitió el libre transito de las mercaderías bolivianas y pagar en dinero una compensación.    
    Principales consecuencias de la guerra del Pacífico
#    Chile amplió su territorio con las actuales provincias de Tarapacá y   
      Antofagasta.
#    El país quedó convertido en una potencia militar de primer orden en   
      Latinoamérica.
#    La posesión del salitre significó disfrutar de una riqueza extraordinaria.
#    El Fisco aumentó sus entradas y creció la fortuna de los círculos mineros,
      comerciales y bancarios. 
#    La población proletaria de los distritos del norte aumentó y adquirió mayor
      importancia.

#    Se acentuó la influencia del capital inglés. 

sábado, 23 de noviembre de 2013

movimiento obrero

Al comenzar el siglo XX los trabajadores chilenos no tenían ningún tipo de legislación social o laboral que los favoreciera o les brindara protección. Fueron ellos mismos, a través de las mutuales, las sociedades de resistencia y las mancomunales, quienes se organizaron para proteger a sus asociados y fomentar la solidaridad proletaria.
La Federación Obrera de Chile (FOCH) comenzó como una agrupación de obreros de ferrocarriles con una orientación mutualista ligada al Partido Demócrata. A mediados de la década de 1910, comenzaron a integrarse los trabajadores de salitre y adquirió un carácter nacional. Asimismo, el Partido Demócrata perdió influencia al imponerse en la organización las ideas revolucionarias del Partido Obrero Socialista liderado por Luis Emilio Recabarren, convertido después en el Partido Comunista, asumiendo la Federación una actitud anticapitalista y revolucionaria que se manifestó con fuerza en las movilizaciones sociales que caracterizaron la década de 1920.
Sin embargo, la promulgación de las leyes sociales y el Código del Trabajo, entre 1925 y 1931, cambió radicalmente la conformación del movimiento obrero y las organizaciones de trabajadores. A partir de entonces los sindicatos y sus federaciones se debatieron entre asumir la nueva legislación y someterse a sus reglas, como fue el caso de los obreros y empleados del sector estatal y las grandes empresas, o continuar con el discurso clasista y revolucionario. La dirección del movimiento obrero que adhirió esta última línea, se dividió entre tres grandes organizaciones: la FOCH ligada al Partido Comunista, la CGT (Confederación Nacional de Trabajadores), de inspiración anarquista, y la CNS (Confederación Nacional de Sindicatos), de origen socialista.
En 1934, la violenta represión del gobierno de Arturo Alessandri a una huelga ferroviaria de carácter nacional, tuvo como reacción la unidad de las distintas organizaciones que agrupaban a los trabajadores. De este modo, el Comando Único que se gestó en la huelga se transformó en un Frente de Unidad Sindical, que organizó un Congreso de Unidad Sindical en diciembre de 1936, surgiendo la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH).
La fuerza que adquirió la nueva organización de trabajadores les permitió formar parte de la alianza política que apoyó a la candidatura del radical Pedro Aguirre Cerda en la elección presidencial de 1938. El triunfo del Frente Popular facilitó a la CTCH una vinculación directa con el nuevo gobierno, lo cual, aún cuando le permitió crecer como organización, sería posteriormente la causa de su división y pérdida de protagonismo.
Efectivamente, a fines de la década de 1940, el movimiento obrero, que estuvo fuertemente ligado al Partido Comunista a través de la Confederación de Trabajadores de Chile, fue fuertemente reprimido y debilitado por el gobierno de Gabriel González Videla al promulgar la Ley de Defensa de la Democracia o "Ley Maldita". En consecuencia la conducción del movimiento de trabajadores fue asumido por las organizaciones de empleados, especialmente del sector público, los que a través del liderazgo deClotario Blest lograron organizar una nueva confederación de trabajadores en 1953: la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

conservadore y liberadores

CONSERVADORES Y LIBERALES

LaOrganizaciónde la 
República
 de
Chile
Queridas amigas después de conocer nuestros períodos de emancipación comenzaremos a redescubrir cómo Chile se organiza después de todos los intentos victoriosos de libertad del dominio español.
La Organización dla República de Chile (a veces llamada Ensayos Constitucionales o Anarquía) es el período que abarca comprende desde la abdicación de Bernardo O'Higgins (28 de enero de 1823) hasta la Batalla de Lircay (15 de abril de 1830).
Estos años son caracterizados por la búsqueda de un ordenamiento institucional adecuado que diera forma alEstado. Esto quedó de manifiesto desde el gobierno de O'Higgins (Constituciones de 1818 y 1822) pero, durante este periodo la lucha por la organización se hizo más turbulenta, por las constantes pugnas entre la aristocracia, los oficiales militares y los ideólogos.
Durante este periodo se van a implementar tres constituciones: Constitución Moralista (redactada por Juan Egaña en 1823), las Leyes Federales (redactadas principalmente por José Miguel Infante en 1826) y laConstitución Liberal (redactada por José Joaquín de Mora en 1828).
Gobiernos
En este documento les invito a conocer los gobiernosque rigieron en Chile. En esta época los gobiernos fueron numerosos, pero debido a la poca importancia de algunos de ellos, solo se mencionan algunos, como por ejemplo:

Gobierno de Ramón Freire

Su gobierno estuvo marcado por el desorden institucional y de las arcas fiscales, que conllevo a la necesidad de embargar los bienes del clero y a postergar el pago de la deuda externa (Empréstito de Londres). A pesar de esto, el dinero no fue suficiente para pagar los sueldos al ejército, el cual se sublevó en numerosas ocasiones.
Fue necesario ceder el estanco de tabaco a la firma Portales y Cea (1824), con el fin de que esta cancelara la deuda externa. El trato fracasó luego de dos años. Aun así, Freire realiza obras humanitarias, como laAbolición Definitiva de la Esclavitud', gestionado por don José Miguel Infante.
Durante este periodo llegó a Chile la Misión Muzzi, obra de la Iglesia Católica para solucionar las diferencias entre el Estado y la Iglesia, la cual fue un completo fracaso. Finalmente, después de una expedición fallida en 1824, Ramón Freire termina la independencia territorial de Chile con la incorporación de Chiloé en las batallas de Pudeto y Bellavista (enero de 1826). En abril de 1826 renunció al cargo de presidente de Chile, favoreciendo a su sucesor, Manuel Blanco Encalada.
Gobierno de Manuel Blanco Encalada
Manuel Blanco Encalada asumió el 9 de abril de 1826,al renunciar Freire, pese a haber nacido en Buenos Aires, Argentina. Bajo su gobierno se aprueban una serie de leyes que inician la practica del sistema federal en Chile. Gracias a esto Manuel Blanco Encalada se convierte en el primer Presidente de la Repúblicaque ejerció aquel título. Gobernó hasta el 9 de septiembre de aquel 

Gobiernode Agustín Eyzaguirre
En enero de 1827 se produce el golpe definitivo al sistema federal y a su gobierno, ya que un golpe de estado dirigido por el General Campino lo destituye y se toma preso a los integrantes del Congreso Nacional. Diego Portales, que estaba preso junto con los parlamentarios, logra convencer al General Maruri de iniciar la contrarrevolución que instaura en el poder, nuevamente al general Freire, solo por cinco meses.
Gobierno de Francisco Antonio Pinto

Convocadas las elecciones generales en 1829, estas lo confirman en la Presidencia de la República, pero al momento de elegir Vicepresidente, los fraudes electorales y los abusos del Congreso Nacional conllevan al inicio dela Revolución de 1829.
Últimos gobiernos del período
Pinto decide renunciar, con el fin de evitar el desenlace esperado de la revolución, pero ya es tarde. Asume la presidencia Francisco Ramón Vicuña, el cual intenta hacer lo mismo que su predecesor, aunque los hechos lo obligan a renunciar. Finalmente asume Francisco Ruiz-Tagle Portales, el cual es presionado por el bando estanquero a renunciar. Es en estos momentos cuando el vicepresidente José Tomás Ovalle asume el mando del país, nombrando a Diego Portales (jefe del bando estanquero) como Ministro Plenipotenciario.
Al final de la revolución, el Presidente Ovalle fallece, sucediéndole su vicepresidente, Fernando Errázuriz Aldunate. Por último, este convoca a elecciones, donde se postulan Pinto y el general triunfador de la revolución José Joaquín Prieto. Este último gana las elecciones por una mayoría abrumadora, dando inicio al periodo de la República Conservadora.

Bandos Políticos del período.

Pelucones: Bando formado principalmente por la aristocracia castellano-vasca santiaguina, buscaban una administración centralizada, autoritaria, regida por organismos colegiados (juntas o congresos). Eran de carácter conservador y eran muy apegados a la iglesia. Se dice que buscaban el reemplazo de la autoridad real en forma muy simple.

Pipiolos: De carácter liberal, buscan la prioridad de los derechos y libertades humanos, la instauración apresurada de un sistema democrático, creyendo que las leyes moldean a una nación. Eran principalmente hijos cultos de los aristócratas, estos serán conocidos como ideólogos. Estaban profundamente influenciados por los ideales de la Revolución Francesa, y buscaban cambios fundamentales que significasen la independencia total y definitiva de España. Uno de sus principales representantes fue Ramón Freire Serrano.
Federales: Son liberales radicalizados basados en el gran desarrollo de Estados Unidos. Están liderados por José Miguel Infante y buscan la implantación del sistema federal en Chile, el cual se materializó durante el gobierno presidencial de Manuel Blanco Encalada, en 1826.
Estanqueros: Buscan la instauración de un gobierno autoritario, centralizado, impersonal y provisional, donde el Estado respete y sea respetado, modelo de virtud y educación cívica. Donde predomine la Presidencia de la República, con el fin de preparar a Chile para una futura democracia plena. Eran liderados por Diego Portales.
O'Higginistas: Generalmente aristócratas de Concepción, oficiales militares y amigos personales del libertador y antiguo Director Supremo, don Bernardo O'Higgins. Veían como única solución a los problemas del país el regreso de éste de su exilio en Perú después de su abdicación en enero de 1823. Uno de sus principales representantes fue José Joaquín Prieto, general de Concepción quien, al tomar el poder luego de la Batalla de Lircay en 1830 y asumir la Presidencia de la República en 1831, no permitió a O'Higgins volver a Chile.

Revolución de 1829

La Revolución de 1829 es el periodo que pone término a la denominada Organización de la República de Chile. Se inició por la crisis generada en la elección de la Vicepresidencia de la República el año 1829.
Según la Constitución Política de 1828, la elección de dicho cargo era por votación indirecta de los congresales, pero la mayoría liberal del Congreso Nacional, intervino designando a Vicuña en el cargo.
Los ejércitos del sur se sublevaron dirigidos por el general Prieto. Este, con la ayuda de su sobrino Manuel Bulnes, lograron obtener el control de toda la zona sur de Chile. Mientras, en la capital renunciaban, tanto el Presidente Pinto, como el Vicepresidente Vicuña, con el fin de frenar la guerra, pero ya era tarde.
Instaurada una Junta de Gobierno en Santiago, la cual cede el poder al Presidente del Senado Francisco Ruiz-Tagle Portales. Frente a esto, el general Freire intentó poner orden en la situación, no reconociendo al gobierno instaurado y enfrentándose a los revolucionarios de Prieto en la Batalla de Ochagavía, el 14 de diciembre de aquel año.

Debido a los sucesos de Ochagavía, Freire se tornó en el líder de la causa liberal, que se organizaba en el norte, mientras Prieto continuaba organizando sus tropas en el sur. En aquellos momentos en la capital, el Presidente Ruiz-Tagle, presionado por el bando estanquero, dejaba el gobierno en manos del Vicepresidente José Tomás Ovalle, el cual nombró a Diego Portales como ministro plenipotenciario. Los revolucionarios de esta forma se apoderaban del gobierno.
La Revolución de 1829 concluye con la Batalla de Lircay, donde Prieto logra infligir una derrota a Freire y los liberales de la cual no se podrán reponer.
Históricamente, la Revolución de 1829 tuvo mucho influjo en el ámbito político, a pesar que enfrento a bandos opuestos (O'Higginistasestanqueros y pelucones contrapipiolos) ningún bando resultó vencedor. Más bien, como afirma el historiador Frías Valenzuela, es un verdadero conglomerado de gobierno, grueso tronco histórico del cual se originarán todos los partidos políticos chilenos. Esto es debido a la política de Portales, el cual logró después de Lircay, neutralizar a todos los bandos políticos:
  • Al instaurarse a Prieto en la Presidencia de la República, el
O’Higginismo quedaba apaciguado;
  • Los pelucones son sometidos ante la autoridad de Portales y el miedo a la anarquía;
  • Los estanqueros disueltos por diferencias internas; y
  • Los pipiolos, luego de Lircay, no se podrán reponer, ya que sus líderes se encontrarán exiliados.

Ante estos hechos, Chile entra en el período conocido comoRepública Conservadora.

República Conservadora en Chile

República Conservadora (a veces conocida o llamada comoRepública Autoritaria) es un periodo en la historia de Chile que se extiende entre 1831 a 1861 caracterizado por la hegemonía del partido conservador (pelucones) después de derrotar a los pipiolos o liberales en la batalla de Lircay y la dictación de la Constitución de 1833.

República Liberal (Chile)

República Liberal es un período en la historia de Chile que se extiende entre 1861 y 1891. Se caracteriza por el ascenso al poder de los liberales, después de una división del partido conservador. Se promulgan las principales reformas constitucionales que limitan el poder del Presidente y amplían los del Congreso Nacional.
Desarrollo y reformas
En 1861 vencía el segundo término del presidente conservador, Manuel Montt, éste era partidario de nombrar como su sucesor a Antonio Varas, su mayor aliado político y Ministro del Interior. La sola candidatura del odiado ministro y la perspectiva de otros 10 años de gobierno autoritario unieron a los liberales y a sectores disidentes del bloque conservador a buscar una negociación que abriera un régimen ya desgastado y demasiado restrictivo. Con ello logran la elección de José Joaquín Pérez (1861-1871).
Se acordó una serie de reformas constitucionales, que limitaban el poder del Presidente de la República: prohibición de reelección inmediata del Presidente (1871) y las reformas de 1874. Estas fueron: limitación del uso de la facultades extraordinarias del Presidente en la declaración del estado de sitio, incompatiblidad de cargos de nombramiento público y cargos electos, no se podían ssuspender las libertades públicas ni detener a los parlamentarios, reducción de quórum para las sesiones de ambas cámaras del Congreso Nacional, simplificación del sistema de acusaciones hacia los ministros de Estado, cambios en el sistema de elección de los senadores y reducción de su mandato de 8 a 6 años.
Desde 1861 a 1891 se sucedieron los gobiernos liberales al tiempo que se aumentaban también el poder de las nuevas aristocracias, nacida del comercio y la especulación financiera y las muy nacientes clase media y obrera.
La República Liberal coincide con el período de la Expansión, un época de fuerte desarrollo económico, aumento de la población y producción cultural, que culminó con la Pacificación de la Araucaníala Guerra del Pacífico y la incorporación de Isla de Pascua a la soberanía chilena.
Finalmente las presiones acumuladas en la sociedad culminaron en la Guerra Civil de 1891, cuando el Parlamento, apoyado por la Armada y la nueva "Oligarquía" nacida de la expansión económica se negó a ratificar el presupuesto para ese año, solicitando la renuncia del presidente Balmaceda, quien finalmente fue derrotado, instaurándose la República Parlamentaria
Durante este periodo fueron presidentes José Joaquín Pérez (1861-1871), Federico Errázuriz Zañartu (1871-1876), Aníbal Pinto (1876-1881), Domingo Santa María (1881-1886) y José Manuel Balmaceda (1886-1891).

 Guerra Civil de 1891

La Guerra Civil de 1891 fue un conflicto armado en Chile entre partidarios del Congreso Nacional contra los del Presidente de la República José Manuel Balmaceda. Terminó con la derrota de las fuerzas leales al presidente, y el suicidio de éste. Inicialmente denominada como la Revolución de 1891 por los vencedores.
Las principales causa de esta guerra fueron:
Proyecto Económico de Balmaceda: El presidente tenía la intención de aumentar la exportación del salitre, incrementando los ingresos fiscales, para así, poder financiar el plan de obras públicas del gobierno. Pero los empresarios del salitre (principalmente John North), parte de la oligarquía y el parlamento, querían exportar cantidades limitadas, para que no disminuyera su precio en el mercado internacional. Por lo que pasaron a formar parte de la oposición.
Hegemonía oligárquica en peligro: Balmaceda nombró como ministros a jóvenes no pertenecientes a la oligarquía tradicional. La oligarquía se vio aterrada al pensar en la posibilidad de disminuir su poder político y social, por lo que se opusieron al presidente.
Autoritarismo: El mandatario gobernó interpretando la constitución como presidencialista, con lo que se ganó la oposición de radicales, nacionales, liberales y congresistas. Lo que significó múltiples obstáculos, por parte del parlamento, para poder cumplir sus propósitos.
Conflicto con la Iglesia: Por la condición de liberal de Balmaceda, y su antiguo apoyo a la enajenación del poder eclesiástico sobre el estado, la oligarquía religiosa y conservadora se unió a la oposición.
División de las fuerzas Armadas; Para el desarrollo de la guerra fue fundamental la división de las fuerzas armadas, ya que sin este suceso, el bando de Balmaceda no habría podido oponer resistencia. El ejército, siguiendo su deber con el poder civil, apoyó al presidente, y la Armada, a la causa congresista

lunes, 18 de noviembre de 2013

el ataque de michimalonco

El ataque de Michimalonco - Incendio de Santiago


Tras este segundo intento de darle muerte, Valdivia no tenía alternativa sino proceder en la forma resuelta en que lo hizo. Pero aunque fortaleció su autoridad en el frente interno, en el externo la situación de los españoles ofrecía a los líderes indígenas una coyuntura inmejorable para intentar desalojarlos de su tierra o exterminarlos definitivamente. Las ejecuciones deben haber parecido a los caciques evidencia que el asalto de Aconcagua había afectado severamente la moral enemiga, al punto que se mataban entre ellos. En contraste, la noticia de la victoria de Trajalongo se propagaba entre las tribus de todos los valles cercanos a Santiago, infundiendo renovado entusiasmo entre los indígenas.

Para organizarlos, Michimalonco convocó una junta, a la que concurrieron miles de indios de los valles de Aconcagua, Mapocho y Cachapoal. Decidieron allí la rebelión total, que se iniciaría ocultando todo resto de alimento, para apremiar aún más a los castellanos y al millar de yanaconas peruanos que les servía. Así, “perecerán y no permanecerán en la tierra, y si acaso quisiesen porfiar, que los matarían por una parte con el hambre y por otra los apocarían con la guerra”

Además, esperaban que la necesidad obligara a los hispanos a dividirse saliendo lejos del caserío a abastecerse.

Ante la falta de víveres y la amenaza de insurrección inminente, Pedro de Valdivia mandó apresar jefes indios en las inmediaciones de Santiago. Con evidente impaciencia dijo a los siete caciques que se logró capturar, “que diesen luego traza en que, o viniesen todos los indios de paz, o se juntasen todos a hacer la guerra, porque deseaba acabar de una vez con ello con bien o con mal”. Les exigió además que ordenaran traer “bastimento” a la ciudad, y les retuvo hasta que ello sucediera. Pero desde luego no hubo ataque ni los alimentos llegaron; esperaban que los españoles se dividieran.


El tiempo transcurría a favor de los indígenas. Supo entonces Valdivia que había dos concentraciones de indios de guerra, una en el valle del Aconcagua encabezada por Michimalonco y su hermano Trajalongo, y otra al sur en el valle del río Cachapoal, tierra de los promaucae, que nunca se habían rendido a los españoles. Decidió entonces partir con noventa soldados, “a dar en la mayor” de esas juntas, la del Cachapoal, “porque rompiendo aquellos, los otros no tuviesen tantas fuerzas”. Allá esperaba también reabastecerse de víveres, pues estaba al tanto que esa tierra “era fértil y abundosa de maíces”. Debe haber pensado que con los caciques del Mapocho de rehenes, inhibía un ataque de los indígenas de ese valle. A los de Aconcagua ya los había derrotado en su propio fuerte, y habrá estimado que podía resistirlos un contingente no muy grande, bien guarecido en el pueblo. Con todo, resulta un tanto difícil entender esta temeraria decisión de Valdivia, que siempre se mostró sensato en sus planes de guerra: en Santiago dejó sólo cincuenta infantes y jinetes, un tercio del total, a cargo de Alonso de Monroy. A éstos hay que agregar, en todo caso, el siempre olvidado contingente de yanaconas.

Con su reducida guarnición, el teniente Monroy se preparó lo mejor que pudo para soportar la anunciada embestida. Los yanaconas le informaron que los indios se acercaban divididos en cuatro frentes para atacar la ciudad por cada costado, y repartió entonces sus fuerzas en cuatro escuadrones, uno encabezado por él mismo y los otros al mando de los capitanes Francisco de Villagrán, Francisco de Aguirre, y Juan Jufré. Ordenó a sus hombres que durmieran con ropa de combate y con sus armas a la vista. Dispuso asimismo que asegurasen a los caciques presos, y hacer vigilancia de ronda día y noche por el perímetro de la ciudad.

Mientras tanto, Michimalonco había ya instalado sigilosamente sus fuerzas muy cerca del pueblo. El domingo 11 de septiembre de 1541, tres horas antes del amanecer, el atronador bramido de guerra de los ejércitos indios de Aconcagua y Mapocho inició el asalto. Venían provistos de un arma sumamente adecuada: fuego, “que traían escondido en ollas, y como las casas eran de madera y paja y las cercas de los solares de carrizo, ardía muy de veras la ciudad por todas sus cuatro partes”.

A la alerta de los centinelas habían salido apuradas los cuadrillas de caballería a tratar de lancear en la penumbra a los indios que inflamaban el caserío desde sus parapetos tras los solares. Aunque el ímpetu formidable de las cabalgaduras lograba desbaratarlos, se rehacían rápidamente, protegidos por las flechas. Michimalonco planeó bien su ataque: los arcabuceros, una de las ventajas tácticas de los españoles, poco podían hacer en la oscuridad, y al llegar el alba el fuego dominaba en toda la villa.

La luz del día y las llamas mostraron al general indio que la ciudad ya estaba suficientemente vulnerable y mandó a sus escuadrones de asalto a tomarla. Desde los pedregales de la orilla sur del Mapocho, uno de esos pelotones avanzaba resueltamente hacia el recinto desde donde se escuchaban, por sobre la bulla de la batalla, los gritos de Quilicanta y los caciques presos. Monroy mandó una veintena de soldados a cerrarles el paso.

Dice el cronista Jerónimo de Vivar que los rehenes estaban en un cuarto dentro del solar de Valdivia al costado norte de la plaza, puestos en cepo, y que el escuadrón rescatista quería entrar por su patio posterior, probablemente cerca de la actual esquina de las calles Puente y Santo Domingo. Los defensores lograban contenerlos, pero cada vez llegaban más indios de refresco, “que se henchía (llenaba) el patio que era grande”.

Inés Suárez, la amante y sirvienta de Valdivia, se encontraba en otra pieza de la misma casa, observando con creciente angustia el avance indígena, mientras curaba heridos. Se dio cuenta que si se producía el rescate, la moral engrandecida de los naturales haría más probable su victoria. Perturbada, tomó una espada y se dirigió a la habitación de los presos exigiendo a los guardias Francisco de Rubio y Hernando de la Torre, “que matasen luego a los caciques antes que fuesen socorridos de los suyos. Y diciéndole Hernando de la Torre, más cortado de terror que con bríos para cortar cabezas: Señora, ¿De qué manera los tengo yo de matar?”

“¡Desta manera!”, y ella misma los decapitó

Salió enseguida la mujer al patio dónde tenía lugar el combate, y blandiendo la espada ensangrentada en una mano y mostrando la cabeza de un indio en la otra, gritó enfurecida: “¡Afuera, auncaes!, ¡Que ya os he muerto a vuestros señores y caciques!... Y oído por ellos, viendo que su trabajo era en vano, volvieron las espaldas y echaron a huir los que combatían la casa”.

Pero con la victoria llegó también la más completa ruina. Valdivia describe el estado calamitoso en que quedó la colonia: “Mataron veintitrés caballos y cuatro cristianos, y quemaron toda la ciudad, y comida, y la ropa, y cuanta hacienda teníamos, que no quedamos sino con los andrajos que teníamos para la guerra y con las armas que a cuestas traíamos”. Para alimentar a un millar de personas, entre españoles y yanaconas, sólo se salvaron “dos porquezuelas y un cochinillo, y una polla y un pollo, y hasta dos almuerzas de trigo”,8 es decir, lo que cabe en las dos manos juntas y ahuecadas. Mariño de Lobera añade, "y vino su calamidad a tal estrecho que el que hallaba legumbres silvestres, langosta, ratón, y semejante sabandija, le parecía que tenía banquete".

El Gobernador, diestro con la pluma como con la espada, resumió estas miserias en la siguiente frase de una carta dirigida al Rey: “Los trabajos de la guerra, invictísimo César, puédenlos los hombres soportar. Porque loor (honor) es al soldado morir peleando. Pero los del hambre concurriendo con ellos, para los sufrir, más que hombres han de ser”.

Por mucho menos se había devuelto la hueste del adelantado Almagro. Los de Valdivia en cambio, resueltos a permanecer en la indómita tierra de Chile, enfrentaron la pobreza con notable tenacidad. Inés Suárez, quien había salvado el tesoro de los tres chanchos y dos pollos, se encargó de su reproducción. Buena costurera, también zurcía los harapos de los soldados y les confeccionaba prendas con cueros de perro y otros animales. El puñado de trigo se reservó para sembrarlo, y una vez cosechado, aún lo sembraron dos veces más sin consumir nada. Entretanto, se alimentaron de raíces y de la caza de alimañas y pájaros.

De día araban y sembraban armados. De noche una mitad hacía guardia en la ciudad y las siembras. Reedificaron las casas ahora con adobe, y construyeron un murallón defensivo, del mismo material, de unos tres metros de alto, alrededor de la plaza dicen unos historiadores y otros, que con centro en ella abarcaba un perímetro de nueve manzanas. Ahí almacenaban las provisiones que lograban recolectar, y se refugiaban “en habiendo grita de indios”, mientras los de a caballo salían “a recorrer el campo y pelear con los indios y defender nuestras sementeras”.

Enviaron a Alonso de Monroy con otros cinco soldados a pedir socorro al Perú. Y para que allá viesen la espléndida prosperidad de este país y se animaran a venir, el astuto Valdivia ideó una singular táctica de mercadeo: hizo fundir todo el oro que pudo reunir y fabricó para los viajeros vasos, empuñaduras y guarniciones para las espadas, y estribos.

Salieron de Santiago en enero de 1542, pero los indios del valle de Copiapó mataron a cuatro y los sobrevivientes, Monroy y Pedro de Miranda, no lograron escapar del cautiverio sino hasta tres meses después. Recién en septiembre de 1543, a dos años del incendio de Santiago, llegaba a la bahía de Valparaíso un barco con el anhelado socorro.

Valdivia estaba fuera de Santiago cuando un yanacona le avisó que había visto pasar dos cristianos viniendo de la costa a la ciudad. Partió al galope de vuelta, y al ver al piloto de la nave y su acompañante, el recio conquistador quedó mudo, mirándolos, y al rato rompió en llanto. "Arrasados los ojos de agua" cuenta el testigo Vivar, y añade que en silencio se fue a su aposento, "e hincadas las rodillas en la tierra y alzando las manos al cielo, sacó el habla y dio muchas gracias a Nuestro Señor Dios que en tan gran necesidad había sido servido de acordarse de él y de sus españoles".2 Poco después, en diciembre, entraba al valle del Mapocho el incansable Monroy, a la cabeza de una columna de setenta jinetes.

Católicos devotísimos, la hueste conquistadora se encomendaba, ante todos estos trances, a una pequeña figura de la Virgen de madera policromada, que Valdivia había traído de España y le acompañaba a todas partes sujeta a una argolla de su montura. Si su teniente lograba volver con socorro, el Gobernador había prometido levantar una ermita para honrarla. Con el tiempo la ermita llegó a ser la iglesia de San Francisco en La Alameda, el edificio más antiguo de Santiago. Y ahí está todavía, la diminuta imagen de Nuestra Señora del Socorro, presidiendo el altar mayor. Ya hace mucho olvidada por los santiaguinos, es el único vestigio de la edad embrionaria de Chile que perdura.

Ya repuesta la colonia, Valdivia siguió con su plan de conquista. Fomentó el retorno de los naturales a sus sementeras y se ganó como aliado a su enemigo Michimalonco y sus acólitos, quienes no hostilizaron más a los santiaguinos, estableciéndose incluso una suerte de comercio entre las comunidades indígenas y española.